En esta tercera entrada dedicada a Robert Walser, os presentamos un fragmento de su libro "El Paseo", editado por Siruela.
“…El espíritu del mundo se había abierto, y todos los padecimientos, todas las decepciones humanas, todo lo malo, todo lo doloroso parecía esfumarse para no volver más. Anteriores paseos aparecieron ante mis ojos, pero la magnífica imagen del modesto presente se convirtió en sensación predominante. El futuro palideció, y el pasado se desvaneció. Yo mismo ardía y florecía en ese instante ardiente y floreciente. Cerca y lejos se alzaban lo grande y lo bueno con espléndido gesto, satisfacciones y enriquecimientos de argéntea claridad, y en mitad de la hermosa comarca yo no fantaseaba más que con ellos. Todas las demás fantasías se hundieron y desaparecieron en la insignificancia. Tenía ante mí toda la rica Tierra, y sin embargo tan sólo miraba hacia lo más pequeño y más humilde. Con amorosos gestos se alzaba y hundía el cielo. Yo me había convertido en un interior, y paseaba como por un interior; todo lo exterior se volvió sueño, lo hasta entonces comprendido, incomprensible. Desde la superficie, me precipité a la fabulosa profundidad que en ese momento reconocía como el Bien. Aquello que entendemos y amamos nos entiende y nos ama también. Yo ya no era yo, era otro, y precisamente por eso otra vez yo. A la dulce luz del amor, reconocí o creí deber reconocer que quizá el hombre interior sea el único que en verdad existe. Me aferró la idea: ¿Dónde estaríamos los pobres hombres si no existiera la Tierra fiel? ¿Qué tendríamos si no tuviéramos esta belleza y bondad? ¿Dónde estaría yo si no pudiera estar aquí? Aquí lo tengo todo, y en otra parte no tendría nada…”
1 comentario:
Muy sugerente Robert Walser. Estoy decubriéndolo. Gracias por el enlace.
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