lunes, 19 de marzo de 2007

En ocasiones veo caras I

En ocasiones veo caras.
Y parece que no soy el único. En sus cuadernos de notas, Leonardo da Vinci aconsejaba mirar las paredes como método de inspiración. Decía que mirando durante un cierto tiempo una pared agrietada, se le aparecían composiciones artisticas como batallas, paisajes, rostros...

Hace más de 10 años Diana Duyser, una maruja cuarentona de Florida, se preparó un sándwich de queso fundido y, después del primer mordisco, observó que la Virgen María se había aparecido en su sándwich; así que decidió conservar la tostada mordida dentro de un tupperware lleno de algodones. A partir de ese momento, como te suelen asegurar en todas las cadenas que se montan, su vida cambió: Sólo en el casino cercano a su casa, Diana llegó a ganar hasta 70.000 dólares.
Los años pasaban y la tostada seguía permaneciendo incorrupta y sin signos de putrefacción. En 2004, Diana consideró que la tostada ya le había traído suficiente buena suerte a su vida, así que decidió sacarla a subasta en eBay para que la fortuna pudiese sonreír a otras personas. (¿nos sigue sonando?).
Pese al cachondeo general, lo cierto es que se embolsó la cifra de 28.000 dólares por una rebanada de pan mordida y con 10 años de antigüedad.
Pero la cosa no queda ahí. Alguien con vista para los negocios ha montado un par de sitios, en los que por la "módica" cantidad de seis dólares, podemos tener nuestras propias caras de la virgen.
O incluso nuestro propio nombre o mensaje (según el modelo, esto ya es un poco más caro, pues usted estará pagando también el diseño).

En ocasiones veo caras, pero que muy duras.

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