Si numeramos desde fuera hacia dentro los ocho senderos que forman el laberinto clásico de siete circulos y seguimos el recorrido, observaremos que se establece un orden de 3-2-1-4, 7-6-5-8.
Observamos que se ha establecido una pauta en la que se repite dos veces el mismo tipo de flujo: Descendemos desde cerca de la parte superior, bajamos hasta la parte superior y saltamos hasta la parte superior.
De la misma manera que hay ocho senderos, hay ocho notas en la escala básica del do (olvidando sostenidos o/y bemoles). Si seguimos el orden 1= Do, 2= Re, 3= Mi, etc. llegaremos al 8= do, de nuevo, pero en una octava más alta.
El recorrido místico del laberinto seguiría la pauta mi re do fa/ si la sol do.
Si no sabeis música, pero seguro que teneis algún teclado cerca, podeis seguir el guión de abajo en donde los números son el orden que debeis seguir para tocar cada tecla.
El resultado sonoro es curioso, bastante melódico y si lo repetimos varias veces, es hasta obsesivo.
Ésta partitura nos ha acompañado desde hace más de 3.500 años.
El resultado sonoro es curioso, bastante melódico y si lo repetimos varias veces, es hasta obsesivo.
Ésta partitura nos ha acompañado desde hace más de 3.500 años.
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