Leonora Carrington siempre se burló de la etiqueta de surrealista. En una entrevista recordó que para los surrealistas, las mujeres eran vistas como un objeto. “Ser una mujer surrealista quiere decir que eres la que cocina la cena de los hombres surrealistas”, dijo. En efecto, el acercamiento de las pintoras al surrealismo fue a través de vínculos amorosos, como en los casos de Maruja Malló, de Remedios Varo, casada con Benjamín Peret; de Gala, la musa y compañera de Dalí; y de la propia Leonora, unida sentimentalmente a Max Ernst. Pero ninguna firmó los Manifiestos, ni tampoco participaron en la primera exposición de París en 1925.
Algunos estudiosos de la obra de las mujeres pintoras, hacen notar que la visión que los surrealistas tenían de la mujer, provenía de los románticos y simbolistas. “El problema de la mujer es lo más maravilloso y turbador que existe en el mundo...”, se lee en el segundo Manifiesto de 1929.
Whitney Chadwick, en su libro sobre las mujeres surrealistas, hace notar que “las múltiples y ambivalentes visiones de la mujer por el surrealismo convergen en la identificación que de ella hacía con las misteriosas fuerzas y los poderes regenerativos de la naturaleza. Las artistas se apresuraron a acercarse a esa identificación, pero lo hicieron con mente analítica y con actitud irónica”.
A despecho de esta visión, Carrington y sus compañeras de generación como Leonor Fini, Kay Sage, Dorotea Tanning y Remedios Varo, demarcaron su trabajo, apartándose “de las alucinaciones y la violencia erótica de los varones”, para emprender una aventura artística plena de fantasía, donde predominó la ironía y el trazo fino, diferenciándose de las vacas sagradas de este movimiento.
más información y muchos enlaces, en inglés y en castellano en http://www.hungryflower.com/leorem/carrington.html
1 comentario:
Muy bueno el artículo...pero la obra de Leonor Fini no la trago.
Hay Pintoras, buenas pintoras y horribles pintoras...(la mayoría a mi parecer) ¿tú que opinas?
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