Pigmalión, Alberto Gálvez (Orihuela 1963).
El efecto pigmalión, llamado así en honor a Pigmalión, rey legendario de Chipre y reputado escultor que se enamoró de una estatua femenina de su creación, es el proceso mediante el cual las creencias y expectativas de un grupo respecto a alguien afectan su conducta a tal punto que se provoca en el grupo la confirmación de dichas expectativas.
En todos los grupos sociales, la tradición cultural asigna normas de comportamiento a las que se espera que se amolden sus miembros. Generalmente implícitas, estas normas imponen códigos de conducta que no es fácil rehuir, por ejemplo, el que una mujer deba tener gestos delicados o que si la familia de una persona es adinerada, entonces esa persona debe vivir en una casa lujosa.
Lo que empieza como una imitación por parte de los hijos de lo que hacen sus padres se convierte en su propio modo de ser. Esto quiere decir que las personas adquieren un rol a partir de los demás , y acaban creyéndolo propio. Se puede decir entonces, que somos lo que los demás esperan que seamos.
En todos los grupos sociales, la tradición cultural asigna normas de comportamiento a las que se espera que se amolden sus miembros. Generalmente implícitas, estas normas imponen códigos de conducta que no es fácil rehuir, por ejemplo, el que una mujer deba tener gestos delicados o que si la familia de una persona es adinerada, entonces esa persona debe vivir en una casa lujosa.
Lo que empieza como una imitación por parte de los hijos de lo que hacen sus padres se convierte en su propio modo de ser. Esto quiere decir que las personas adquieren un rol a partir de los demás , y acaban creyéndolo propio. Se puede decir entonces, que somos lo que los demás esperan que seamos.
En la mitología griega, Pigmalión fue un rey de Chipre que se enamoró de una estatua de la diosa Afrodita. La cultura romana (Ovidio, en su Metamorfosis) reelaboró el mito: Pigmalión, un escultor, fabricó una estatua de marfil representando su ideal de mujer y se enamoró de su propia creación. La diosa Venus –la equivalente latina de la griega Afrodita- dio vida a la estatua atendiendo a las plegarias de Pigmalión. En la tradición educativa, el mito –versión latina- de Pigmalión tiene una fuerte tradición. Desde la obra teatral del mismo nombre de Bernard Shaw(1913) llevada a la pantalla como My Fair Lady (1956) y en la que el profesor Higgins acaba enamorándose de su creación (una chica del arrabal reconstruida, como alumna, en una dama), a la teoría sobre el “efecto Pigmalión” en la escuela, con la que Rosenthal (1968) explica que el maestro actúa convirtiendo sus percepciones sobre cada alumno en una didáctica individualizada que le lleva, constructiva o destructivamente, a confirmar esas percepciones.
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